Un viejo dicho reza "somos lo que comemos"...
Si en un futuro lejano, un ser de otro planeta quisiera conocer nuestro mundo, le bastaría asomarse a nuestra basura.
Con ver cualquier depósito sabría todo sobre la humanidad: qué nos motiva, qué apreciamos, lo que amamos y cómo amamos, en qué creemos, cómo vestimos, en qué nos transportamos, qué nos quita la sed y qué comemos...
Así que también "somos lo que desechamos".
La basura es uno de los grandes problemas ambientales del mundo, y en años recientes se ha incrementado significativamente. Y a pesar de los alarmantes números, nos sentimos muy alejados del problema. Lo que sabemos se limita a separarla en orgánica e inorgánica, sacarla rápidamente en bolsas porque huele mal y ocupa espacio.
Y es que, lo de hoy, es usar y tirar. Todo es momentáneo, efímero, fugaz, desechable. Vivimos motivados por lo nuevo, lo más colorido, lo más ligero. Un deseo insaciable de "cosas nuevas" es la norma en la actualidad.
Y los productos que utilizamos actualmente tienen una vida útil muy corta (un modelo muy torcido conocido como obsolecencia programada). La producción de bienes, mercancías y servicios es tan elevada, que las empresas que los elaboran necesitan darles salida rápidamente para seguir produciendo y ganando. Todos vivimos permanentemente comprando, adquiriendo deudas con cosas innecesarias y de vida útil corta, porque así entendemos la felicidad.
Entre tantos problemas, está encima el ocasionado por la basura electrónica. Por el tipo de materiales con que se fabrica, por la forma en que los desechos interactúan con la naturaleza una vez son desechados, y por la cantidad cada vez mayor de basura de este tipo que generamos, el problema que ocasiona sobre la ecología, y sobre nuestras vidas al final y al cabo, se torna cada vez más grave.
Por poner un ejemplo, las pilas y las baterías con que se alimentan de energía muchos de estos aparatos. Al menos el 30% de cada pila está constituida por compuestos tóxicos, que al no ser correctamente tratados una vez desechados, sufren por corrosión debida a la acción climática y por procesos de fermentación de la basura, de forma que estos compuestos tóxicos terminan colándose y contaminando suelos y cuerpos de agua. Encima de esto, muchas veces las pilas y baterías son quemadas en basureros, aumentando la contaminación causada por la generación de sustancias peligrosas, incluso cancerígenas.
(¿Sabías que en el mundo hay más basura electrónica que personas? ¡Por año se acumulan 50 millones de toneladas de desechos electrónicos en todo el planeta!)
Hacer conciencia de este problema, de que somos parte de él, y de participar en la mayor parte de acciones posibles para mitigarlo, es también responsabilidad de cada uno de nosotros. De nada sirve dolernos y golpearnos el pecho hablando de ecología y medio ambiente si no hacemos nada al respecto, sino participamos con medidas efectivas que ayuden a resolver estos problemas.
El día 20 de septiembre, nos dimos a la tarea de participar en el programa Reciclatrón organizado por la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA) de la Ciudad de México. Asistimos a la sede en Zacatenco, CDMX, y colaboramos con el programa que consiste en recibir basura electrónica para su correcto manejo y desecho.
El tiempo se acaba, pero no se termina aún, ¡hagamos algo por el planeta! En Podemos TI, como en Podemos Progresar, queremos ser un ejemplo no sólo para nuestras integrantes, no sólo para nuestros colaboradores, también para la sociedad en general, para que todos lleguemos a ser una mejor versión de nosotros mismos.
Podemos pasar de esto...
a esto..
Podemos... Progresar